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Hipócrates de Cos

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Hernández Mingorance, Laura. Hipócrates de Cos. Gomeres: salud, historia, cultura y pensamiento [blog]. 18/12/2016. Disponible en https://index-f.com/gomeres/?p=1676

Hipócrates es considerado junto a Galeno (130-200 d.C) como el padre de la medicina occidental. Se piensa, pero no se sabe con total seguridad, que nació en el 460 a.C. en la isla de Cos en Grecia. Era hijo de Heráclides, que también fue médico y del cual aprendió sobre medicina, así como de su abuelo, y de Praxítela, de la familia de los Asclepiades, quienes venían ejerciendo la medicina dieciocho generaciones antes. Tuvo dos hijos, Tésalo y Draco, que fueron alumnos suyos, y al menos una hija.

Comenzó sus estudios en el terreno de la medicina con 13 años en su ciudad natal, de la mano de su padre y su abuelo paterno. Continuó su formación en el Asclepeion de Cos. Además de medicina, estudió junto a Demócrito y Gorgias filosofía y otras materias. Fue discípulo del médico Heródico de Selimbria. Y un tiempo después decidió marcharse hacia Egipto para terminar su formación.

Hipócrates enseñó y practicó la medicina durante toda su vida, viajando al menos a Tesalia, Tracia y el mar de Mármara. No se sabe a ciencia cierta, pero se cree que murió en Larisa a la edad de 83 o 90 años.

Hipócrates en el campo de la Medicina

Este pionero de la medicina occidental, desarrolló un sistema basado en la observación y la experiencia para el estudio de las enfermedades, atribuyendo las causas de las mismas a fenómenos meramente naturales y no a intervenciones de los dioses como se creía hasta ese entonces. Además, consideró que el mantenimiento de la salud depende exclusivamente de la dieta y la higiene.

Fue el primero en recopilar de manera organizada los síntomas de los pacientes para elaborar diagnósticos a partir de ellos, práctica que le permitía predecir el curso de las enfermedades. Además, estableció relaciones entre los estados anímicos y ciertas patologías (Teoría de los humores), y sugirió que el contenido de los sueños podía revelar la verdadera naturaleza de los trastornos orgánicos.

En la Grecia Clásica existían dos escuelas principales donde se enseñaba la medicina, hablamos por un lado de la escuela de Cnido y por otro la de Cos. Cada una tenía un punto de vista diferente sobre como tratar las enfermedades. La escuela de Cnido daba más importancia al diagnóstico, mientras que la escuela de Cos (en la que estudió Hipócrates y que posteriormente pasaría a llamarse escuela Hipocrática) se centraba en el cuidado del paciente y el pronóstico. Esto precisamente hizo que la escuela de Cos fuera más exitosa a la hora de aplicar diagnósticos generales y tratamientos pasivos que la escuela de Cnido. Al estar prohibida la disección de cadáveres en esta época, para la escuela de Cnido era complicado determinar que provocaba enfermedades con síntomas poco conocidos. Así en la escuela de Cos se trataban enfermedades de manera más eficaz y permitió un gran desarrollo en la práctica clínica.

Podemos ver como la medicina actual en la que el médico busca un diagnóstico específico y un tratamiento especializado (como promovía la escuela de Cnido), se aleja de la forma en que se trabajaba en la escuela de Cos. Este cambio en el pensamiento médico desde el tiempo de Hipócrates ha provocado que éste recibiera duras críticas a lo largo de los últimos siglos.

Su obra

Corpus Hipocraticum; su mayor obra, recogida en 70 escritos breves en extensión y concisos, elaborados la mayoría por sus discípulos, donde se describen distintos descubrimientos sobre anatomía, la naturaleza del hombre, clínica y patología, epidemias, tratados terapéuticos, ginecología y tratados deontológicos.

Sus obras fueron traducidas al inglés, por primera vez de forma completa, por el médico escocés Francis Adams en 1849 como The Genuine Works of Hippocrates. En español está traducido todo el corpus en varios volúmenes:
– Volumen I: Juramento; Ley; Sobre la ciencia médica; Sobre la medicina antigua; Sobre el médico; Sobre la decencia; Aforismos; Preceptos; El pronóstico; Sobre la dieta en las enfermedades agudas; Sobre la enfermedad sagrada. 1990.
– Volumen II: Sobre los aires, aguas y lugares; Sobre los humores; Sobre los flatos; Predicciones I; Predicciones II; Prenociones de Cos. 1997.
– Volumen III: Sobre la dieta; Sobre las afecciones; Apéndice a «Sobre la dieta en las enfermedades agudas»; Sobre el uso de los líquidos; Sobre el alimento. 1997.
– Volumen IV: Tratados ginecológicos: Sobre las enfermedades de las mujeres; Sobre las mujeres estériles; Sobre las enfermedades de las vírgenes; Sobre la superfetación; Sobre la escisión del feto; Sobre la naturaleza de la mujer. 1988.
– Volumen V: Epidemias. 1989.
– Volumen VI: Enfermedades. 1990.
– Volumen VII: Tratados quirúrgicos. 1993.
– Volumen VIII: Naturaleza del hombre; Lugares en el hombre; Carnes; Corazón; Naturaleza de los huesos; Generación; Naturaleza del niño; Enfermedades IV; Parto de ocho meses; Parto de siete meses; Dentición; Visión; Glándulas; Anatomía; Semanas; Crisis; Días críticos; Remedios; Juramento II. 2003.

Contiene libros de texto, lecciones, investigaciones, notas y ensayos filosóficos sobre diversos temas médicos, que no siguen ningún orden concreto. Estas obras fueron escritas para todo tipo de públicos y con puntos de vista opuestos (a veces se observan contradicciones). Entre estos tratados destacan:

El juramento médico Hipocrático; establece una política ética profesional, en la que señala entre otras cosas, que el médico debe ser honesto, comprensivo y serio en su trabajo. A pesar de que el juramento no se utiliza en su forma original, es considerado la base de las leyes que definen las buenas prácticas y moralejas médicas en la actualidad. El juramento original ha sido sustituido por la Declaración de Ginebra, que la Asociación Médica Mundial formuló en 1948. El texto es el siguiente:

“EN EL MOMENTO DE SER ADMITIDO COMO MIEMBRO DE LA PROFESIÓN MÉDICA:
PROMETO SOLEMNEMENTE consagrar mi vida al servicio de la humanidad;
OTORGAR a mis maestros el respeto y la gratitud que merecen;
EJERCER mi profesión a conciencia y dignamente;
VELAR ante todo por la salud de mi paciente;
GUARDAR Y RESPETAR los secretos confiados a mí, incluso después del fallecimiento del paciente;
MANTENER, por todos los medios a mi alcance, el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica;
CONSIDERAR como hermanos y hermanas a mis colegas;
NO PERMITIRÉ que consideraciones de edad, enfermedad o incapacidad, credo, origen étnico, sexo, nacionalidad, afiliación política, raza, orientación sexual, clase social o cualquier otro factor se interpongan entre mis deberes y mi paciente;
VELAR con el máximo respeto por la vida humana;
NO EMPLEAR mis conocimientos médicos para contravenir las leyes humanas, incluso bajo amenaza;
HAGO ESTAS PROMESAS solemne y libremente, bajo mi palabra de honor.”

Juramento hipocrático original:

“JURO POR APOLO médico y por Asclepio y por Higía y por Panacea y todos los dioses y diosas, poniéndoles por testigos, que cumpliré, según mi capacidad y mi criterio, este juramento y declaración escrita:
TRATARÉ al que me haya enseñado este arte como a mis progenitores, y compartiré mi vida con él, y le haré participe, si me lo pide, y de todo cuanto le fuere necesario, y consideraré a sus descendientes como a hermanos varones, y les enseñaré este arte, si desean aprenderlo, sin remuneración ni contrato.
Y HARÉ partícipes de los preceptos y de las lecciones orales y de todo otro medio de aprendizaje no solo a mis hijos, sino también a los de quien me haya enseñado y a los discípulos inscritos y ligados por juramento según la norma médica, pero a nadie más.
Y ME SERVIRÉ, según mi capacidad y mi criterio, del régimen que tienda al beneficio de los enfermos, pero me abstendré de cuanto lleve consigo perjuicio o afán de dañar.
Y NO DARÉ ninguna droga letal a nadie, aunque me la pidan, ni sugeriré un tal uso, y del mismo modo, tampoco a ninguna mujer daré pesario abortivo, sino que, a lo largo de mi vida, ejerceré mi arte pura y santamente.
Y NO CASTRARÉ ni siquiera (por tallar) a los calculosos, antes bien, dejaré esta actividad a los artesanos de ella.
Y CADA VEZ QUE entre en casa, no lo haré sino para bien de los enfermos, absteniéndome de mala acción o corrupción voluntaria, pero especialmente de trato erótico con cuerpos femeninos o masculinos libres o serviles.
Y SI EN MI PRÁCTICA médica, o aun fuera de ella viviese y oyere, con respeto a la vida de otros hombres algo que jamás deba ser revelado al exterior, me callaré considerando como secreto de todo lo de este tipo. Así pues, si observo este juramento sin quebrantarlo, séame dado gozar de mi vida y de mi arte y ser honrado para siempre entre los hombres; más, si lo quebranto y cometo perjuicio, sucédeme lo contrario.”

Aforismos; para Hipócrates los aforismos son una serie de proposiciones relativas a los síntomas y al diagnóstico de enfermedades. Es importante indicar que no es lo mismo hablar de aforismo, el cual resulta de la experiencia, que de axioma, que son verdades obvias y no requieren una comprobación. Aunque ambos son un tipo de paremia (enunciado breve, sentencioso e ingenioso que transmite un mensaje instructivo, incitando a la reflexión intelectual y moral). Los aforismos se han utilizado normalmente en aquellas disciplinas sin metodología de estudio o un método científico, tales como la agricultura, la medicina, la jurisprudencia y la política.

Estos aforismos completan el Juramento Hipocrático, y todo ello, constituirá la guía de la conducta médica. Han sido considerados durante mucho tiempo, y aún siguen siéndolo, “la Biblia de los médicos”, será el texto más utilizado en la docencia de las Universidades del siglo XII, Salerno, Palencia, Salamanca, Montpelier, Lérida, Paris, Padua, Bolonia…

Existe un gran número de aforismos Hipocráticos, por ello solo destacaré los que más me han llamado la atención:

«Vita brevis, ars longa, occasio praeceps, experimentum periculosum, iudicium difficile.» o “Ars longa vita brevis” (El arte (la ciencia) es duradero pero la vida es breve). Esta expresión se emplea para indicar que cualquier tarea importante requiere mucho esfuerzo y dedicación; pero la vida de quien la emprende es corta.
“A grandes males, grandes remedios.”
“El médico cura, sólo la naturaleza sana”
“En las enfermedades agudas, el frío de las extremidades es malo.”
“Después del sudor, entrar en frío no es bueno.”
“Es malo cuando la hemorragia sigue delirio o convulsión.”
“Los hombres obesos corren mayor riesgo de morir súbitamente (infarto) que los flacos.”
“Si el sueño o el desvelo son excesivos, mal agüero.”
“Criticar sin mejorar los trabajos de los demás es una grave prueba de ignorancia.”
“Trabajar con hambre no es bueno.”
“El miedo y la tristeza, cuando duran mucho, constituyen una afección.”

La aportación de Hipócrates a la medicina ha sido excepcional. Sin embargo, me parece aún más fascinante que muchas de las cosas que eran válidas en esa época, sigan siendo igualmente válidas en la actualidad, teniendo en cuenta los avances que se han hecho en medicina. Esto nos demuestra el trabajo tan bueno, que en su momento tanto Hipócrates como sus discípulos realizaron, y que asentaron las bases de la buena medicina con sus numerosas obras, que por suerte hoy podemos disfrutar.

Bibliografía

-Becerro de Bengoa Callau, Claudio. Medicina clásica griega e hipocrática. Revista La alcazaba, 18/02/12. Disponible en: https://www.laalcazaba.org/medicina-clasica-griega-e-hipocratica-por-claudio-becerro-de-bengoa-callau/ (acceso: 13/12/16).
-Equipo de buscobiografías.com. Hipócrates. Busca biografías, Diciembre de 1999. Disponible en: https://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/7683/Hipocrates (acceso: 13/12/16).
-Hipócrates. Aforismos y sentencias. Disponible en: https://www.ellibrototal.com/ltotal/ficha.jsp?idLibro=6857 (acceso: 13/12/16).
-Hipócrates. Biografías.es. Disponible en: https://www.biografias.es/famosos/hipocrates.html (acceso: 13/12/16).
-Hipócrates. Wikipedia, 21/10/16. Disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Hip%C3%B3crates (acceso: 13/12/16).
-Juramento hipocrático. Botanical online, Disponible en: https://www.botanical-online.com/juramentohipocratico.htm (acceso: 13/12/16).
-Montejo, Nuria. Aforismos de Hipócrates. Consultorio medicina natural, 11/02/12 Disponible en: https://consultoriomedicinanatural.blogspot.com.es/2012/02/aforismos-de-hipocrates.html (acceso: 13/12/16).
-Padilla, Javier. ¿De Cos o de Cnido?. Médico crítico, 10/06/08. Disponible en: https://medicocritico.blogspot.com.es/2008/06/de-cos-o-de-cnido.html (acceso: 13/12/16).
-Tratados hipocráticos. Wikipedia. Historia de la medicina, 09/11/14 Disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Tratados_hipocr%C3%A1ticos (acceso: 13/12/16).
-Urso, Carmelo. Los aforismos de Hipócrates, padre de la medicina occidental. Carmelo Urso. En tiempo presente. Terapias alternativas (blog), 12/06/13. Disponible en: https://carmelourso.wordpress.com/2013/06/12/los-aforismos-de-hipocrates-padre-de-la-medicina-occidental/ (acceso: 13/12/16).
-Zoraya, Antonio. Aforismos y pronósticos de Hipócrates. Madrid: Biblioteca económica filosófica, 1904.


Esta entrada ha sido realizada por alumnado de 1º C de Enfermería de la Universidad de Granada en el marco de la asignatura “Evolución Histórica de los Cuidados. Teorías y Modelos”, curso 2016-17.

Medicina tradicional de los pueblos indígenas

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López Hernández, Daniel. Medicina tradicional de los pueblos indígenas. Gomeres: salud, historia, cultura y pensamiento [blog]. 10/12/2016. Disponible en https://index-f.com/gomeres/?p=1647

Hoy día los fármacos juegan un papel crucial en nuestra sociedad. ¿Quién no recurre al clásico Ibuprofeno ante una migraña o inflamación? ¿O al Betadine después de haberse hecho una herida? Y por supuesto, ¿qué haríamos sin nuestros apreciados antibióticos, los cuales logran acabar con una infección bacteriana en cuestión de días? Sin embargo desde la década de los 70, la OMS habla de la necesidad de integrar fármacos tradicionales en nuestra medicina occidental, sobre todo por razones culturales y económicas ya que el 80% de la población mundial no tiene acceso a la medicina occidental y recurre así a la medicina tradicional.

Viajamos pues al corazón de la selva amazónica, más concretamente a la cordillera andina, hogar de los pueblos indígenas. En esta exótica localización encontramos una variadísima flora con la cual se elaboran la mayoría de los fármacos que usamos hoy día. Empresas farmacéuticas tan conocidas como Bayer extraen la materia prima de esta zona para elaborar productos. Trataremos acerca de estos métodos tradicionales, técnicas que pasan de padre a hijo, de una generación a otra. Una serie de métodos que aunque a nuestro parecer pueden ser rudimentarios o bizarros, son 100% naturales y efectivos.

JENGIBRE: este es un tubérculo de sabor fuerte y exótico que normalmente utilizamos para aromatizar nuestros platos, ya sean dulces, ensaladas, salsas, etc., sin embargo si nos centramos en sus beneficios médicos, el jengibre se usa en esta cultura como analgésico/antiinflamatorio, además de acabar con las náuseas, gracias a la presencia de fenoles y gingeroles en su raíz. Se elabora una especie de té de jengibre, dejando reposar el tubérculo en agua hirviendo por unos minutos. Si se ingiere, acaba con dolores y náuseas. Si se aplican paños calientes humedecidos con este remedio en una zona inflamada, desaparecen la hinchazón y el dolor. En nuestra cultura, algunos deportistas añaden jengibre a sus batidos proteicos y antioxidantes en procesos de recuperación de lesiones.

TELA DE ARAÑA: extraño, ¿verdad? La tela de araña se usa en los pueblos indígenas como coagulante. Al producirse una herida o corte, se aplica un pedazo de esta sustancia resistente y pegajosa sobre la zona de sangrado, coagulando la sangre y acelerando el proceso de cicatrización. La tela en concreto se extrae de la viuda negra, una de las arañas más exóticas y venenosas del mundo. Se ha demostrado que la fibroina (proteína estructural) presente en la tela del arácnido es la encargada de realizar la función médica. Científicos de la universidad de California han logrado aislar la secuencia genética necesaria para la síntesis de fibroina para producirla a nivel comercial y elaborar medicamentos.

 

LA CHIRIMOYA: esta fruta procede del continente americano, y su nombre significa ¨semillas frías¨, ya que germina a elevadas altitudes. Comenzó a cultivarse en Europa con la conquista de América, y de ahí fue llevada a Oriente por los exploradores españoles. Tiene una infinidad de propiedades beneficiosas para la salud: refuerza la memoria, reduce el estrés diario, se digiere con facilidad debido a la cantidad de enzimas hidrolíticas que contiene, además de vitamina C, proteínas, azúcares, fósforo, antioxidantes, etc. Sin embargo, esta fruta es de gran ayuda durante el parto, una propiedad asombrosa. Las semillas de la chirimoya se ponen a hervir con un poco de agua y se le da a las mujeres indígenas justo antes del parto y durante este, con el fin de apresurarlo. Actúa como las prostaglandinas, contrayendo el tejido muscular liso del útero durante el parto. Además, quedó demostrado el efecto citotóxico de las semillas de chirimoya, previniendo el cáncer de cuello uterino, cáncer de mama y leucemia. Esto les llevó al premio Nobel de Medicina Abeefe Brystol Meyers a un grupo de estudiantes en 2007. En definitiva, un auténtico superhéroe con propiedades anticancerígenas, antioxidantes, laxantes, etc.

Estos son solo unos pocos ejemplos de la extensísima medicina tradicional de la cultura indígena, la cual puede parecernos extraña y poco común. Sin embargo queda demostrada su efectividad, no solo por los estudios llevados a cabo en distintas universidades, sino porque vienen utilizándose desde hace miles de años y sus componentes químicos se usan para fabricar nuestros tan apreciados fármacos.


Esta entrada ha sido realizada por alumnado de 1º B de Enfermería de la Universidad de Granada en el marco de la asignatura “Evolución Histórica de los Cuidados. Teorías y Modelos”, curso 2016-17.

Las Indulgencias

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Matas Blanco, Cristina; Pertiñez Ruiz, Patricia. Las Indulgencias. Gomeres: salud, historia, cultura y pensamiento [blog]. 9/12/2016. Disponible en https://index-f.com/gomeres/?p=1638

La palabra Indulgencia proviene del latín indulgeo, que significa “ser indulgente” y “conceder”. Por tanto, la indulgencia es algo que se concede en favor nuestro. En palabras de la Iglesia Católica, la definición que se da de indulgencia es “la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados, en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos”.

Según el catolicismo, todo pecado tiene un castigo. Sin embargo, estos pecados pueden ser perdonados gracias a la confesión con el sacerdote. Si la persona muere sin haber sido perdonados los pecados, tendrá que pagarlos en el Purgatorio para poder ir al Cielo. Una de las formas de pagar era mediante las indulgencias. Estas han existido desde que existe la religión, pero durante el bajo medievo cambió. Los fieles con familiares fallecidos comenzaron a pagar dinero por estas indulgencias para ayudar a sus seres queridos a salir lo antes posible del Purgatorio y alcanzar una mejor vida. Posteriormente, las indulgencias también comenzaron a ser utilizadas para saltarse algunas normas, como por ejemplo, comer carne durante la cuaresma. Con todo esto, la Iglesia se enriqueció mucho, utilizando las riquezas obtenidas para financiar la construcción de catedrales y monasterios. El pago por las indulgencias tiene su origen en el Papa, quien exigió a Alberto (arzobispo de Maguncia y Primado de Alemania) una suma demasiado elevada de dinero, que este era incapaz de pagar. Ante esto el Papa autorizó la venta de indulgencias, lo que llevó a la posterior ruptura de la Iglesia y en definitiva, llevó a la Iglesia a jugar con la fe y el miedo de no ir al Cielo que sentían las poblaciones para conseguir el dinero que necesitaban.

Las indulgencias se pagaban durante el periodo conocido como el bajo medievo. Este comprendía los siglos XI al XV, durante estos siglos observamos la plenitud y decadencia de la Edad Media. A principios de esta etapa se llevaron a cabo 8 cruzadas para defender los lugares santos de Palestina (que finalmente invadieron los musulmanes). El feudalismo comenzó a debilitarse y los ciudadanos comenzaron a emigrar a las ciudades. El pensamiento estaba dominado por la escolástica, corriente que se basa en la fe, subordinando la razón a ésta.

Ante la actitud de la Iglesia ante las indulgencias, el fraile alemán Martín Lutero publicó las 95 tesis en la puerta de la iglesia de Wittenberg, donde criticaba la decadencia moral de la Iglesia y la corrupción del alto clero, dando lugar al inicio de la Reforma Protestante en Alemania. Algunos de los principios que se recogían en las tesis de Lutero eran el reconocimiento de solo dos sacramentos, la libre interpretación de la Biblia y la eliminación de jerarquías religiosas, donde incluía también el rechazo del celibato. Como consecuencia de esta Reforma Protestante, apareció la Contrarreforma Católica, que fue un movimiento originado por la Iglesia Católica en respuesta a la Reforma de Lutero. En la Contrarreforma se prohibió la venta de indulgencias, además de restablecer el Tribunal de la Santa Inquisición, crear la Compañía de Jesús, etc. Sin embargo, no evitó que la Iglesia perdiese gran parte de sus tierras y atributos.

Actualmente las indulgencias, conforme se concebían en la Edad Media, es decir, como perdón de los pecados por el cual pagamos, no existe. Sin embargo como “perdón de Dios por los pecados” sí existe, es inmaterial, gratuito y fácil de obtener. Para conseguirlo basta con ir a un sacerdote y realizar el acto de confesión y a partir de ahí seguir sus indicaciones. Esto es lo que equivaldría hoy día a las indulgencias del medievo.

Material complementario

Un 31 de Octubre de 1517, un monje llamado Martin Lutero con iniciativa y convicción clavó en la puerta de la iglesia en Wittenberg, Alemania, un documento que habría de activar la llama de un fuego que se propagó por toda Europa, la conocida como «Reforma Protestante». Ese documento histórico era las 95 tesis, que denunciaba y condenaba las indulgencias y sus predicadores.

Fuentes y Bibliografía

Juan Morado, Guillermo. ¿Qué son las indulgencias? Catholic.net (web), 2016. Disponible en https://es.catholic.net/op/articulos/15583/qu-son-las-indulgencias.html#

Neverland. ¿Qué es la venta de indulgencias y el movimiento de los lolardos? Las Cosas Que Nunca Existieron (web), 29 febrero 2012. Disponible en https://lascosasquenuncaexistieron.com/2012/02/29/que-es-la-venta-de-indulgencias-y-el-movimiento-de-los-lolardos/

Portillo, Luis. Reforma Protestante. Historia Universal (web), sin fecha. Disponible en https://www.historialuniversal.com/2010/09/reforma-protestante.html

Sin autor. Resumen y características de la Edad Media. Jimdo (web), sin fecha. Disponible en https://edadmediad.jimdo.com/

Vidal Manzanares, César. Historia de la práctica de las indulgencias. Protestante digital (blog), 07 de mayo de 2011. Disponible en https://protestantedigital.com/blogs/1806/Historia_de_la_practica_de_las_indulgencias


Esta entrada ha sido realizada por alumnado de 1º B de Enfermería de la Universidad de Granada en el marco de la asignatura “Evolución Histórica de los Cuidados. Teorías y Modelos”, curso 2016-17.

El Fuego de San Antonio

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Pertíñez Ruiz, Patricia; Breim Guillén, Ismael. El Fuego de San Antonio. Gomeres: salud, historia, cultura y pensamiento. 8/12/2016. Disponible en https://index-f.com/gomeres/?p=1628

Conocida también como Ergotismo o «Fuego del Infierno», fue una enfermedad que se desarrolló sobre todo durante la Edad Media. Enfermedad de la que se han realizado varios estudios posteriores. Se desarrolló sobre todo entre los siglos IX y XIV, aunque también se dio posteriormente de forma más esporádica. El Bosco reflejó esta enfermedad en algunos de sus cuadros como en «Las Tentaciones de San Antonio», donde vemos a un tullido a causa de esta enfermedad.

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Cuadro» Las tentaciones de San Antonio» pintado por el Bosco, en el círculo rojo vemos a un tullido cuya causa es esta enfermedad

El Fuego de San Antonio era una enfermedad producida por la intoxicación por el cornezuelo de centeno, un hongo parásito de este cereal (Claviceps purpurea) que se presentaba con el aspecto de un pequeño cuerno negruzco en las espigas del centeno.
El alcaloide responsable de esta intoxicación era la ergotamina, de la que deriva el ácido lisérgico. Este hongo produce esporas durante la primavera que son esparcidas por el viento. Si estas esporas entran en contacto con una flor como las gramíneas o este tipo de cereales infectan a la planta, destruyen sus tejidos y forman esclerocios (estructuras duras, oscuras, de forma parecida a un grano y a un cuerno).

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Imagenes del hongo causante de esta enfermedad (dibujo y fotografía)

La enfermedad empezaba con un frío intenso y repentino en todas las extremidades para convertirse después en una sensación de quemazón aguda. La infección puede ser leve, aguda o mortal, producía alucinaciones, convulsiones y vasoconstricción de las arterias que podía causar la necrosis de los tejidos y la aparición de gangrena en las extremidades, llegando a causar su pérdida en los casos más graves (en este caso se le denominaba ergotismo crónico). Frecuentemente solía provocar la muerte. También existía otro tipo de ergotismo conocido como ergotismo agudo, cuyos síntomas eran convulsiones espasmódicas en brazo y piernas y contracciones musculares que podían llevar al enfermo a morir por asfixia. En las mujeres embarazadas provocaba el aborto incluso en los casos más leves.

El tratamiento de la enfermedad era suministrado por la orden de los canónigos agustinos de San Antón. El remedio consistía en que los canónigos regulares tocaran con su báculo a los enfermos, los cuales peregrinaban hasta el monasterio de esta orden. La estancia se acompañaba con un cambio de dieta. Los enfermos de este modo mejoraban pero se debía al cambio de dieta que ayudaba a combatir la enfermedad y no al toque del báculo.
Otro remedio consistía en la peregrinación a Santiago, pues durante ella visitaban los conventos de los antoninos y se curaban , aunque frecuentemente volvía a aparecer con el tiempo.

Retablo de San Antonio (fragmento) en el que puede verse un fraile antoniano atendiendo a los enfermos del fuego de San Antonio. MNAC (Barcelona)

Se le dio el nombre de Fuego del Infierno porque en la Edad Media poco se sabía sobre esta enfermedad y frente a lo desconocido recurrían a la religión. Así se decía de esta enfermedad que era un castigo divino y que sus víctimas eran poseídas por el demonio cuyo fin era atacarlos y acabar con su vida. Se le conoce como fuego de San Antonio pues los enfermos se encomendaban a San Antonio Abad, buscando una cura eficaz. Además la primera orden que se fundó para cuidar a estos enfermos fue la orden de Antonianos, fundada cuando un joven rico cayó víctima de esta enfermedad. Se le dio los nombres de «fuego» debido a la intensa quemazón que sufrían sus víctimas.

Este mal se menciona por primera vez en una tableta asiria y en el libro sagrado de los parsis. En la Edad Media el pan de centeno era consumido normalmente por la clases más humildes ya que el pan blanco estaba reservado para la nobleza. La parasitación de este cereal era muy habitual en ese entonces y el polvo rojizo resultante de moler estos hongos estaba ocultado al mezclarse con la harina oscura del centeno. Los periodos en los que este hongo proliferaba coincidían con los de malas cosechas. La epidemia más grande que se recuerda fue en Pont Saint Esprit , pueblo de Francia, donde murieron 40000 personas.
En el siglo XVIII , algunos médicos europeos se dieron cuenta de que este hongo en pequeñas dosis era capaz de provocar las contracciones espásticas del útero, por lo que comenzó a usarse como medicamento, aunque en casos especiales y en pequeñas dosis. Su máxima difusión fue en Norteamérica pues se utilizaba en las hemorragias postparto.
A partir de este siglo se comenzó a concienciar a la población de no consumirlo, pero en periodos de hambre no resultaba extraño que volvieran a aparecer pequeñas epidemias como la declarada entre unos campesinos rusos en 1888. El último caso conocido es de 1951.

Canecillo del templo de Javierrelatre en Huesca, alusivo al Fuego de San Antonio

El día 17 de enero en España se celebra la fiesta de San Antón en recuerdo a esta enfermedad y a este santo. En ese día se realizan actos que consisten en bendecir los productos de panadería.

Fuentes y Bibliografía

García Omedes A. El «Fuego del Infierno» o «Fuego de San Antón» una peste medieval reflejada en el arte románico. romanicoaragones.com, sin año. Disponible en https://www.romanicoaragones.com/Colaboraciones/Colaboraciones04313Fuego.htm

Laval R, Enrique. Sobre las epidemias del fuego de San Antonio. Rev. chil. infectol. [Internet]. 2004; 21(1): 74-76. Disponible en: https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0716-10182004000100016&lng=es. https://dx.doi.org/10.4067/S0716-10182004000100016.

Solórzano Sánchez, Manuel; Rubio Pilarte, Jesús; Expósito González, Raúl. El Mal de San Antón o Fuego Sagrado. Enfermería Avanza (blog), 14 de agosto de 2009. Disponible en https://enfeps.blogspot.com.es/2009/08/el-mal-de-san-anton-o-fuego-sagrado.html

Monográfico del programa Cuarto Milenio, dedicado a El pan maldito VER


Esta entrada ha sido realizada por alumnado de 1º B de Enfermería de la Universidad de Granada en el marco de la asignatura «Evolución Histórica de los Cuidados. Teorías y Modelos», curso 2016-17.

Lo que distinguirá a las enfermeras del siglo XXI será el orgullo de cuidar

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Rosamaría Alberdi Castells recibe el Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Murcia, primero que se otorga a una enfermera en España

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El pasado 2 de diciembre tuvo lugar en el Paraninfo del Campus de la Merced de la Universidad de Murcia el solemne acto de nombramiento como Doctora Honoris Causa a Rosamaría Alberdi, profesora de la Universidad de las Islas Baleares. Se trata de un acontecimiento histórico para la Enfermería en España, ya que es la primera enfermera que recibe el mayor reconocimiento de la Universidad española. Al acto asistieron numerosos académicos provenientes de universidades de todo el país, así como representantes de las principales organizaciones científicas y profesionales enfermeras, entre ellas la Fundación Index, que estuvo representada por su presidente el Dr. Manuel Amezcua.

La profª. Pilar Almansa, que actuó como Madrina de la doctoranda, resaltó la importante trayectoria de Rosamaría Alberdi, que a lo largo de su desarrollo profesional ha conjugado los roles de enfermera y psicóloga, profesora universitaria, feminista, política y poetisa, habiendo estado vinculada a los principales acontecimientos de la historia de la enfermería reciente en España. Entre otros, jugó un papel importante en la integración universitaria de los estudios de ATS, lo que supuso una lucha titánica con las viejas estructuras todavía muy contaminadas por las mentalidades de la dictadura. Según Almansa, Alberdi es la autora que mejor ha enseñado cómo son las enfermeras, su origen, lo que hacen y cómo viven el cuidado profesional, destacando su perspectiva humanista y su interés en la comprensión del mundo y sus manifestaciones, así como su compromiso a favor de la equidad, para lo que no ha dudado transitar por la política.

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“Soy hija de una madre apasionada y republicana y de un padre que creía que el sol salía para todos”. El discurso de la nueva Doctora Honoris Causa estuvo marcado por evocaciones de carácter intimista y por numerosos agradecimientos, sin eludir un análisis crítico y constructivo de la situación de la Universidad en España. Rosamaría Alberdi reconoce que ha contado siempre con la fuerza de la pasión, y está convencida que el fuego que la Universidad debe promover en cada alumno es la conciencia de servicio y de los conocimientos para llevarlo a cabo con excelencia. La Enfermería, según Alberdi, nutre a la Universidad con un importante número de alumnos, estando entre las de mayor demanda, y por ello la Universidad es clave para que la Enfermería pueda desarrollar la “versión” profesional que la sociedad necesita: “lo que distinguirá a las enfermeras del siglo XXI será el orgullo de cuidar”.

La Universidad de Murcia ha concedido el Doctorado Honoris Causa en 46 ocasiones, aunque solo en 4 han sido mujeres, siendo en esta ocasión el primero que otorga una universidad española a una Enfermera. Es por ello que la Dra. Alberdi considera que este reconocimiento supone haber llegado al final del camino de normalización de la Enfermería en la Universidad, a la vez que reivindica el potencial de desarrollo de la disciplina como ciencia aplicada en el seno universitario: “Las enfermeras nunca hemos querido un trato de privilegio, solo poder llegar a donde nos corresponda en igualdad de oportunidades”.

Como colofón del acto académico, el rector de la UMU, José Orihuela, reconoció el momento histórico que se estaba viviendo al afirmar que sentía orgullo por la sensibilidad de su universidad ante la trayectoria humanística de la profª. Alberdi: a la vez que reconocía la vergüenza que le producía que la universidad española hubiese tardado tanto tiempo en dar este paso tan importante para la Enfermería.

«Rosamaría viene a suponer así la primera enfermera con un doctorado honoris causa. No sé si esto debía enorgullecernos o, mirando retrospectivamente, avergonzarnos. Puede que un poco de todo si uno tiene en cuenta la relevancia humanística de su profesión, y del modo en que la ha venido ejerciendo. En mi opinión, con tintes de heroicidad, en un escenario de tragedia griega».

Nuestras felicitaciones a la Dra. Rosamaría Alberdi Castells por tan merecido reconocimiento, que ella considera es un «homenaje que se hace a todas las enfermeras que avanzamos, cogidas de la mano,» hacia un horizonte donde la Enfermería resulta imprescindible para el bienestar de la ciudadanía.

Galería fotográfica

Este vídeo pretende dejar testimonio del acto de investidura de la profª. Rosamaría Alberdi como Doctora Honoris Causa de la Universidad de Murcia, explicando los pasos ceremoniales y el significado de los símbolos y ritos académicos.

 MATERIALES COMPLEMENTARIOS

Ver galería fotográfica de La Opinión de Murcia AQUI
Ver entrevista a Rosamaría Alberdi AQUI
La conciencia de un día histórico: la primera investidura como Doctora Honoris Causa a una enfermera española, por Manuel Amezcua AQUI
Texto del Laudatio de Pilar Almansa AQUI
Discurso de Investidura de Rosamaría Alberdi AQUI
Vídeos del Solemne acto de investidura como Doctora Honoris Causa de la Excma. Sra. Dña. Rosamaría Alberdi Castell (Próximamente AQUI)
Conoce el pensamiento de Rosamaría Alberdi
Blog de Rosamaría Alberdi AQUI
La prof. Rosa Mª Alberdi es probablemente una de las enfermeras españolas más influyentes de nuestro tiempo. Su compromiso desde la docencia y desde la política con los derechos de los ciudadanos y con el desarrollo profesional lo pone de manifiesto en sus numerosas intervenciones en público. En la que incluimos a continuación, Alberdi reflexiona muy críticamente sobre las medidas ante la crisis en relación con el derecho a la salud y sobre la responsabilidad y el compromiso que tienen las enfermeras ante la defensa de este derecho.

Prácticas y Seminarios

Aquí encontrarás información actualizada sobre las clases de Prácticas y Seminarios de la asignatura «Evolución histórica de los Cuidados. Teorías y Modelos», pudiendo acceder a las diapositivas del profesor y otros materiales de apoyo docente. Los materiales se irán activando progresivamente, una semana antes del comienzo de cada práctica-seminario.