Pensando en PI: el conocimiento, con impacto social

Conferencia magistral pronunciada el 1 de julio de 2016 en la Universidad Autónoma del Estado de México en el marco del 2º Foro de Investigación en Enfermería.

Cómo citar este documento

Amezcua, Manuel. Pensando en PI: el conocimiento, con impacto social. Gomeres (blog), 1.07.2016. Disponible en https://index-f.com/gomeres/?p=1473&preview=true

Nota introductoria

Estos días me he alojado en la Hacienda Panoaya, el lugar donde pasó su niñez Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, que con el tiempo llegaría a ser una de las luminarias de la literatura del siglo de Oro, con el nombre de Sor Juana Inés de la Cruz. Mientras visitaba estos lugares no podía por menos que establecer un diálogo interior sobre la trayectoria de la Décima Musa y la temática que trato en mi conferencia: el impacto social del conocimiento. Los paralelismos son inevitables.

Juana Inés fue una niña en la Nueva España de naturaleza no privilegiada (hija natural) que en contra de lo esperado desarrolla una pasión desaforada por el saber y el conocimiento. Que encuentra su oportunidad en la capacidad de supervivencia en su mundo cotidiano y en una exacerbada rebeldía y actitud provocadora (aprende a leer clandestinamente y manifiesta su decisión de acudir a la Universidad vestida de hombre).

jiasbajeLa inquieta señorita de la corte virreinal utiliza la única vía de liberación intelectual para la mujer en la época: la clausura religiosa (liberación de la esclavitud del matrimonio y de la entrega en exclusividad a la crianza de los hijos). Como Juana Inés en su celda conventual, los saberes se han desarrollado a veces en los más oscuros y herméticos entornos (los saberes enfermeros lo han hecho en el reino invisible del cuidado cotidiano).

Solo la socialización de su saber y el reconocimiento como insigne poetisa alteraron el orden establecido y activaron los resortes prepresivos ante su provocación (la mujer no puede pensar la sociedad, solo someterse a las normas instituidas). Dadas las tradicionales connotaciones de género en la actividad enfermera, también despierta actitudes inquisitoriales cuando sus saberes y competencias sobrepasan los límites del mundo cotidiano (una enfermera puede indicar medicamentos sometidos a prescripción médica, pero encuentra oposiciones al pretender legislarse como competencia propia).

En realidad, la cuestión del impacto social del conocimiento y sus implicaciones para la ciencia enfermera podría explicarse con la sola lectura de la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz, donde Sor Juana reivindica con pasión e inteligencia el papel de las mujeres en relación con la cultura y el conocimiento.

¿Qué inconveniente tiene que una mujer anciana, docta en letras y de santa conversación y costumbres, tuviese a su cargo la educación de las doncellas?

Sor Juana Inés de la Cruz en su Respuesta a Sor Filotea de la Cruz  

Materiales de apoyo

Ver texto completo de la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz

Ver vida y obra de Sor Juana Inés de la Cruz en la completa entrada de Wikipedia

Sobre el tema ver mi artículo De producir a descubrir: buscando el impacto social de las publicaciones VER

También el siguiente: Investigación Aplicada en Cuidados de Salud VER

Acerca de Manuel Amezcua

Catedrático de Investigación en Cuidados de Salud, UCAM. Doctor por las universidades de Alicante y UCAM-Murcia. Presidente de la Fundación Index, Granada, España.

1 comentario en “Pensando en PI: el conocimiento, con impacto social

  1. 1 IMAGEN. Tabla anónima, Museo de Barbastro-Monzón
    En esta tabla, se ha representado a San Sebastián junto a San Roque.
    San Roque fue un peregrino que se desplazó a Roma. Recorrió Italia y se dedicó a curar a todos los infectados de la peste.
    San Roque nació a mediados del 1300 de Montpellier (Francia). Hijo único y tardío de una familia devota y muy pudiente (su padre era el Gobernador de la ciudad), quedándo huérfano muy pronto, a los 20 años. Al perder a sus padres decició dar todas sus posesiones a los pobres y peregrinar a Roma. Al poco de comenzar su peregrinación se desató en Europa la epidiemia de la peste negra que acabó con la vida de 1/3 de la población europea. A partir de ese momento San Roque, que siempre había tenido devoción por los pobres y por los enfermos, y probablemente contando con algún conocimiento de medicina ya que en su ciudad natal se encontraba la que por entonces era una de las Facultades de Medicina más prestigiosa de Europa (fundada en el S. XIII), comenzó a atender a los enfermos que habían contraido la enfermedad. En su camino a Roma, cuando se encontraba en la provincia de la Toscana, en concreto en la ciudad de Acquapendente, se dispuso a ayudar en su hospital a los enfermos de la peste.
    A muchos los curó haciéndoles tan sólo la señal de la Cruz en la frente, a otros los ayudó en el «Buen Morir», y a otros muchos que fallecían, él mismo les cavaba las tumbas y les daba sepultura, ya que nadie se quería acercar a los cadáveres por miedo al contagio.
    Siguiendo su peregrinar en la ciudad de Cesanea curó a un Cardenal, el cual lo presentaría con posterioridad al Papa. En Rimini continuó sanando a la gente y predicando el evangelio, pero cuando llegó a Piacenza contrajo la enfermad, y se retiró al bosque, a una cueva, para no suponer una carga ni una fuente de contagio para nadie. Cuando estaba en el bosque, un perro de una casa importante de la ciudad empezó a tomar cada día un pan de la mesa de su amo e irse al bosque a llevárselo a Roque. Después de varios días de repetirse el hecho, al dueño le entró curiosidad, y siguió los pasos del perro, hasta que encontró al pobre llaguiento, en el bosque. Entonces se llevó a Roque a su casa y lo curó de sus llagas y enfermedades.
    Apenas se sintió curado dispuso el santo volver a su ciudad de Montpellier. Pero al llegar a la ciudad, que estaba en guerra, los militares lo confundieron con un espía y lo encarcelaron. Y así estuvo 5 años en la prisión, consolando a los demás prisioneros y ofreciendo sus penas y humillaciones por la salvación de las almas.
    Y un 15 de agosto, del año 1378, fiesta de la Asunción de la Virgen Santísima, murió como un santo. Al prepararlo para echarlo al ataúd descubrieron en su pecho una señal de la cruz que su padre le había trazado de pequeñito y se dieron cuenta de que era hijo del que había sido gobernador de la ciudad.
    Su onomástica es el 16 de agosto. Santo protector ante la peste y toda clase de epidemias, su intervención era solicitada por los habitantes de muchos pueblos y, ante la desaparición de las mismas reconocían la intervención del santo, por lo que se le nombraba santo patrón de la localidad. Es además protector de peregrinos, enfermeros, cirujanos o cánidos, entre otros.
    La iconografía devocional de San Roque lo presenta de modo invariable vestido de peregrino (con bordón, calabaza, sombrero, esclavina y concha) y tirando con la mano izquierda la túnica para mostrar el bubón de su pierna izquierda infectada. Como atributos se representa con un perro con un pan en la boca y ángel.
    Como en la tabla de Calvera, junto a él aparece con frecuencia un ángel bendiciendo, que representa el auxilio que Dios dispensa a su siervo.
    San Roque es junto a San Sebastian el abogado de las epidemias, en especial de la peste, y junto a San Antonio Abad el patrón de los animales, en especial de los perros.

    4 IMAGEN. Picasso, Ciencia y Caridad, 1895
    La imagen presentada es una pintura al óleo realizada por Pablo Picasso en 1897, titulada Ciencia y caridad. Actualmente se expone en el Museo Picasso de Barcelona. Este cuadro fue realizado por Picasso con sólo 15 años y se considera la última obra academicista del pintor. Pertenece al realismo social, tema muy presente en la sociedad de la segunda mitad del siglo XIX. Para realizar este cuadro, Picasso se inspiró en otras pinturas hospitalarias.
    En la obra se representa a una mujer enferma en una cama rodeada por un lado, por un médico, y al otro lado se encuentra una monja con un niño, que podemos suponer que es el hijo de la mujer enferma. En esta obra, haciendo honor a su nombre, se representa la unión de la ciencia y la caridad, la ciencia está representada por el médico, que le está tomando el pulso a la mujer enferma, y la caridad estaría representada por la figura de la monja, que podemos observar como cuida al niño que se va a quedar huérfano y además asiste a la enferma en sus últimos momentos. La habitación tiene una decoración sobria y apagada, con apenas elementos, centrando toda la atención en los personajes principales. De esta forma se representa las dos cosas fundamentales en el cuidado de un enfermo; la ciencia y la medicina para ayudar a combatir las enfermedades y curar a los enfermos, y por otro lado la caridad de las personas que ayudan a los enfermos. Esta última tarea era propia de la Iglesia, por eso aparece una monja representada.

    5 IMAGEN Frida Kahlo. La columna rota, 1944
    La imagen es una obra de óleo sobre lienzo cuya autora es Frida Kahlo. Esta obra actualmente se encuentra en el Museo de Dolores Olmedo Patiño Ciudad de México, México.
    Frida Kahlo fue una pintora mejicana nacida en Coyoacán, México. De padre inmigrante Húngaro-Judío y madre mestiza católica de Oaxaca. Muy conocida por sus pinturas donde reflejaba toda su vida, su eterno amor por su esposo Diego y sus tristezas y dolores. Era tan solo una niña de 6 años cuando sufre de poliomielitis, que es un padecimiento que marcó su vida dejándola imposibilitada de tener hijos. Sin embargo esto no le impidió ser una excelente estudiante y entrar en un programa de pre-medicina en la Ciudad de México. A la edad de 18 años, resultó herida de gravedad en un accidente de autobús. Este fue arrollado por un tranvía y una barra de hierro le atravesó su cuerpo. Tuvo muchos huesos rotos y lesiones en su espina dorsal. Pasó más de un año en la cama para recuperarse de su columna, la clavícula, las costillas, la pelvis destrozada, y lesiones en el hombro y el pie. Fueron muchísimas las operaciones que tuvo que soportar y el constante dolor a lo largo de toda su vida. Sin embargo, mientras se encontraba inmóvil decide comenzar a pintar en su cama y después de un tiempo lograr caminar otra vez.
    La vestimenta de Frida fue también algo muy peculiar de esta artista. Siempre luchaba por rescatar las raíces del arte popular mexicano pues aseguraba que en ella se encontraba la identidad nacional. Llevaba el vestuario tradicional de las mujeres zapotecas de Oaxaca y así glorificaba tanto al indígena como a ella misma.
    El arte de Frida iba desde crear sus múltiples autorretratos donde mostraba sus más íntimos sufrimientos hasta la creación de naturalezas vivas y algunos de ellos con un toque surrealista. Aunque nunca perteneció a este movimiento artístico, sí se puede decir que ella creó su propio estilo, ya que Frida, al contrario de los pintores surrealistas, no pinta sus sueños, sino su realidad.
    Los cuadros de esta artista están alineados como un colorido pero trágico libro de imágenes de su vida. Frida retrató su tristeza en algunas imágenes, y en otras, su nostalgia por México. Muchos de sus autorretratos muestran una Frida Kahlo seria y reflexiva, pero en otros vemos sus días de alegrías con cuadros muy llenos de color.
    En este autorretrato “La Columna Rota” podemos observar como la artista se pinta sola en un paisaje bastante triste, una vasta llanura bajo un cielo tormentoso. Y es que esa tormenta está reflejando su angustia frente a un dolor que lleva física y emocionalmente. Aquí la vemos desnuda desde la cintura para arriba, usando un corsé que envuelve su cuerpo. Y es que la salud de Frida se había deteriorado tanto hasta el punto de tener que llevar estos corsés de acero para sujetar su columna vertebral. Cuando observamos esta dramática abertura en la figura de su cuerpo, estamos viendo su columna rota, una columna dañada. Dicha abertura en su cuerpo se convierte en metáfora del dolor y soledad de la artista. Los clavos atravesando su cuerpo y su cara, especialmente el clavo más largo clavando su corazón indica la fuente del dolor emocional.
    La tela blanca que cubre sus caderas es un tributo a los mártires cristianos donde Frida sobrepone su propia imagen a la de los cuerpos de patriarcas masculinos. Dicha tela sugiere el paño de Cristo donde muestra sus heridas como una mártir cristiana. Para completar su cuadro, no deja de representar sus siempre facciones antiestéticas como sus cejas extremadamente juntas, y el vello sobre la boca.

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